Era una espinita clavada en el corazón de los jugadores del Cadete del Handbol Rubí que disputaron el partido de ida pero sobretodo en el de los que no pudieron jugar aquel día. Por eso el partido disputado el pasado sábado 30 contra el Esparreguera era tan importante. Los cadetes tenían la mira puesta en la victoria y no les valía otro resultado para ser campeones.
Desde antes del inicio hicieron piña para afrontar el último y a priori más duro de los encuentros de esta temporada. Manu y Marc alinearon a su séptimo jugador, el equipo, al administrar con maestría los recursos que tenían en el banquillo, incluido al delegado, Félix. El resto lo hicieron la constancia, el esfuerzo, la experiencia, el genio y la magia de los rubinenses.
28 segundos tardó A. Nieto en marcar el primer gol y fueron hasta 7 goles antes de 6 minutos. Luego Javi marcó uno, también Txema, dos de Jordi, uno de Brian, tres de A. Guerrero, dos de Gerard, cuatro de S. Fernández, dos de Iván y para cerrar el primer tiempo, uno de P. Carbonell: 16-26. Casi un gol por minuto, desde todas las posiciones hicieron diana.
Sabían que la segunda parte iba a ser más física, más de contacto y aunque salieron con inferioridad numérica, con sólo cuatro jugadores en pista Gerard se sacó de la chistera una asistencia para que Txema hiciera un golazo. Pases precisos, moviendo el balón y haciendo bailar al contrario a su son. Y en la portería los dos héroes del partido, Arnau con 14 paradas y Alfred con 13.
Decir que la falta de cambios hizo mella en el Esparreguera a lo largo de la segunda parte. Aún así demostraron porqué nadie los había derrotado hasta el sábado.
El silbato del árbitro no sólo marcó el final del partido sinó que colocó la guinda a una temporada inimaginable hace un año, derrotando al enemigo más valiente y consiguiendo ser campeones de grupo.
Jugaron Arnau; A. Nieto; Iván; S. Fernández; Brian; Jordi; Txema; P. Carbonell; S. Ramos; Alfred; Gerard; A. Plana; A. Guerrero; y Javi.